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domingo, 13 de diciembre de 2009

L I T A y sus C a s C a d a s.

Clima calido - tropical, aguas cristalinas, piscinas y masajes naturales en cada una, naturaleza, adrenalina, recorrido por lugares inimaginables llenos de historia magia y energía . . .
Después de un tiempo sin vernos, hemos iniciado una nueva aventura, en esta oportunidad a levantarse más temprano de lo acostumbrado pero siempre con la ilusión de conocer un lugar maravilloso que la pacha mama nos brinda, esta vez el límite entre Imbabura y Esmeraldas: Lita y sus siete cascadas a lo largo del río Chuchubi, el bosque nublado y lluvioso, los senderos y otras maravillas sumergidas en la vegetación abundante nos esperan. Listos en el lugar de encuentro y con algo de frío emprendamos el camino al norte, indicamos que el camino es largo y que es preferible descansar, para los que no, pueden admirar los hermosos paisajes que la provincia de Pichincha, Imbabura nos ofrecen. Han pasado un par de horas llegamos a la ciudad Blanca Ibarra, y nos indica que estamos aproximándonos a nuestro destino, ha llegado el momento de la presentación, Dieguito nos presta su peluche, el que lo tenga tendrá el turno de contarnos su nombre, a que se dedica y los lugares que a conocido y las anécdotas que nunca faltan, ahora si nuestra chef nos brinda el cucayo que ha preparado. Hemos llegado a la Siete Cascadas parte de la reserva Cotacachí - Cayapas, bajamos del bus y nos advierten que es mejor utilizar las botas de goma aunque no llueva y que de preferencia vayamos con ropa cómoda para recorrer el sendero, nos alistamos, la foto del antes que nunca puede faltar, y comienza la aventura. En el camino nos encontramos con unas amigas muy trabajadoras, las hormigas que van trasladando las hojas a su hormiguero, es increíble ver la organización y lo rápido que van. Avanzamos con dificultad a caminar con las botas de goma, y vamos entendiendo su utilidad, el piso está húmedo, y ya hemos llegado al río el cual debemos atravesar, las botas parecen ayudar pero de repente el agua ha sobrepasado el límite y no queda más que mojarse, pero no importa la recompensa está en la primera cascada, apreciamos su belleza y la pequeña piscina que se ha formado nos invita a darnos un chapuzón, el agua nos refresca y nos anima a seguir el trayecto, llegamos a la segunda es más grande y más hermosa también, los mas arriesgados vuelven al agua y deciden cruzar al lugar que les permite practicar sus clavados, al principio son pocos, pero después mujeres y niños también se animan.